SANTA TERESA DE
JESÚS
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POESIAS |
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De: Obras completas. Biblioteca
de Autores Cristianos, S.A. Madrid 1986. págs. 654-670
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LIRICAS MI AMADO PARA MI y de tal suerte he trocado Que mi Amado para mí Y yo soy para mi amado Cuando el dulce cazador Me tiró y dejó herida En los brazos del amor Mi alma quedó rendida, Y cobrando nueva vida De tal manera he trocado Que mi amado para mí Y yo soy para mi Amado. Hirióme una flecha Enherbolada de amor Y mi alma quedó hecha Una con su Criador; Ya yo no quiero otro amor, Pues a mi Dios me he entregado, Y mi amado para mí Y yo soy para mi Amado.
HERMOSURA DE DIOS a todas las hermosuras! Sin herir dolor hacéis, Y sin dolor deshacéis El amor de las criaturas. ¡Oh, ñudo que ansí juntáis Dos cosas tan desiguales! No sé por qué os desatáis, Pues atado fuerza dais A tener por bien los males. Juntáis quien no tiene ser Con el Ser que no se acaba: Sin acabar acabáis, Sin tener que amar amáis, Engrandecéis vuestra nada. BUSCATE EN MÍ Y a Mí buscarme has en ti. De tal suerte pudo amor, Alma, en Mí te retratar, Que ningún sabio pintor Supiera con tal primor Tal imagen estampar. Fuiste por amor criada Hermosa, bella, y ansí En mis entrañas pintada, Si te pierdes, mi amada, Alma, buscarte has en Mí. Que Yo sé que te hallarás En mi pecho retratada Y tan al vivo sacada, Que si te ves te holgarás Viéndote tan bien pintada. Y si acaso no supieres Dónde me hallarás a Mí, No andes de aquí para allí, Sino, si hallarme quisieres A Mí, buscarme has en ti. Porque tú eres mi aposento, Eres mi casa y morada, Y ansí llamo en cualquier tiempo, Si hallo en tu pensamiento Estar la puerta cerrada. Fuera de ti no hay buscarme, Porque para hallarme a Mí, Bastará sólo llamarme, Que a ti iré sin tardarme. Y a Mí buscarme has en ti. VUESTRA SOY Vuestra soy, para Vos nací, AYES DEL DESTIERRO La vida sin ti! Ansiosa de verte Deseo morir. Carrera muy larga Es la de este suelo, Morada penosa, Muy duro destierro. ¡Oh dueño adorado, Sácame de aquí! Ansiosa de verte Deseo morir. Lúgubre es la vida, Amarga en estremo; Que no vive el alma Que está de ti lejos. ¡Oh dulce bien mío, Que soy infeliz! Ansiosa de verte Deseo morir ¡Oh muerte benigna, Socorre mis penas! Tus golpes son dulces, Que el alma libertan. ¡Qué dicha, oh mi amado, Estar junto a Ti! Ansiosa de verte Deseo morir El amor mundano Apega a esta vida; El amor divino Por la otra suspira. Sin ti, Dios eterno, ¿Quién puede vivir? Ansiosa de verte Deseo morir. La vida terrena Es continuo duelo; Vida verdadera La hay sólo en el cielo. Permite, Dios mío, Que viva yo allí. Ansiosa de verte Deseo morir ¿Quién es el que teme La muerte del cuerpo, Si con ella logra Un placer inmenso? ¡Oh, sí, el de amarte, Dios mío, sin fin! Ansiosa de verte Deseo morir Mi alma afligida Gime y desfallece. ¡Ay! ¿Quién de su amado Puede estar ausente? Acabe ya, acabe Aqueste sufrir Ansiosa de verte Deseo morir. El barbo cogido En doloroso anzuelo Encuentra en la muerte El fin del tormento. ¡Ay! También yo sufro, Bien mío, sin ti. Y ansiosa de verte Deseo morir. En vano mi alma Te busca, ¡oh mi dueño! Tú siempre invisible No alivias su anhelo. ¡Ay!, esto la inflama Hasta prorrumpir: Ansiosa de verte Deseo morir. ¡Ay!, cuando te dignas Entrar en mi pecho, Dios mío, al instante El perderte temo. Tal pena me aflige Y me hace decir: Ansiosa de verte Deseo morir. Haz, Señor, que acabe Tan larga agonía, Socorre a tu sierva Que por ti suspira. Rompe aquestos hierros Y sea feliz. Ansiosa de verte Deseo morir. Mas no, dueño amado, Que es justo padezca; Que expíe mis yerros, Mis culpas inmensas. ¡Ay!, logren mis lágrimas Te dignes oír Que ansiosa de verte Deseo morir. LOAS A LA CRUZ Vos seáis la bienvenida. ¡Oh bandera, en cuyo amparo El más flaco será fuerte! ¡Oh, vida de nuestra muerte, Qué bien la has resucitado! Al león has amansado, Pues por ti perdió la vida. Vos seáis la bienvenida. Quien no os ama está cautivo Y ajeno de libertad; Quien a vos quiere allegar No tendrá en nada desvío. ¡Oh dichoso poderío Donde el mal no halla cabida! Vos seáis la bienvenida. Vos fuisteis la libertad De nuestro gran cautiverio; Por vos se reparó mi mal Con tan costoso remedio, Para con Dios fuiste medio De alegría conseguida. Vos seáis la bienvenida. LA CRUZ y el consuelo, Y ella sola es el camino Para el cielo. En la cruz está el Señor De cielo y tierra Y el gozar de mucha paz, Aunque haya guerra, Todos los males destierra En este suelo, Y ella sola es el camino para el cielo. De la cruz dice la Esposa A su Querido Que es una palma preciosa Donde ha subido, Y su fruto le ha sabido A Dios del cielo, Y ella sola es el camino Para el cielo. Es una oliva preciosa La santa cruz, Que con su aceite nos unta Y nos da luz. Toma, alma mía, la cruz Con gran consuelo, Que ella sola es el camino Para el cielo. Es la cruz el árbol verde Y deseado De la Esposa que a su sombra Se ha sentado Pan gozar de su Amado, El Rey del cielo, Y ella sola es el camino Para el cielo. El alma que a Dios está Toda rendida, Y muy de veras del mundo Desasida La cruz le es árbol de vida Y de consuelo, Y un camino deleitoso Para el cielo. Después que se puso en cruz El Salvador, En la cruz está la gloria Y el honor, Y en el padecer dolor Vida y consuelo, Y el camino más seguro Para el cielo. VILLANCICOS PASTORES QUE VELAIS Por guardar vuestro rebaño, Mirad que os nace un Cordero, Hijo de Dios soberano! Viene pobre y despreciado, Comenzadle ya a guardar, Que el lobo os le ha de llevar Sin que le hayamos gozado. Gil, dame acá aquel cayado, Que no me saldrá de mano No nos lleven al Cordero: ¿No ves que es Dios soberano? ¡Soncas!, que estoy aturdido De gozo y de penas junto: Si es Dios el que hoy ha nacido, ¿Cómo puede ser difunto? ¡Oh!, que es hombre también junto, La vida estará en su mano; Mirad que es éste el Cordero. Hijo de Dios soberano. "No sé para qué le piden, Pues le dan después tal guerra. Mía fe, Gil, mijor será Que se nos torne a su tierra, Si el pecado nos destierra Y está el bien todo en su mano. Ya que ha venido padezca Este Dios tan soberano. Poco te duele su pena; ¡Oh, cómo es cierto, del hombre Cuando nos viene provecho El mal ajeno se asconde! ¿No ves que gana renombre de pastor de gran rebaño? Con todo, es cosa muy fuerte Que muera Dios soberano". NACE EL REDENTOR Un zagal, nuestro pariente, Gil, que es Dios obnipotente. Por eso nos ha sacado De prisión a Satanás. Mas es pariente de Blas, Y de Menga y de Llorente, ¡Oh, que es Dios obnipotente! Pues si es Dios, ¿cómo es vendido y muere crucificado? ¿No ves que mató el pecado, Padeciendo el inocente? Gil, que es Dios obnipotente. Mía fe, yo lo vi nacido, Y una muy linda zagala. Pues si es Dios, ¿cómo ha querido Estar con tan pobre gente? ¿No ves que es obnipotente? Déjate desas preguntas, Miremos por le servir, Y pues El viene a morir, Muramos con El, Llorente; Pues es Dios obnipotente. NAVIDAD Nos ha dado Dios, No hay que temer: Muramos los dos. Danos el Padre A su único Hijo: Hoy viene al mundo En pobre cortijo, ¡Oh, gran regocijo, Que ya el hombre es Dios! No hay que temer: Muramos los dos. Mira, Llorente, Qué fuerte amorío; Viene el inocente A padecer frío; Deja un señorío; En fin, como Dios, Ya no hay que temer: Muramos los dos. Pues ¿cómo, Pascual, Hizo, esa franqueza, Que toma un sayal Dejando riqueza? Mas quiere pobreza, Sigámosle nos; Pues ya viene hombre, Muramos los dos. Pues ¿qué le darán Por esta grandeza? Grandes azotes Con mucha crueza. ¡Oh, qué gran tristeza Será para nos! Si esto es verdad, Muramos los dos. Pues ¿cómo se atreven Siendo omnipotente? El ha de ser muerto De una mala gente. Pues si eso es, Llorente; Hurtémosle nos. ¿No ves que él lo quiere? Muramos los dos. YA VIENE EL ALBA Angeles son, que ya viene el alba. Hame dado un gran zumbido, Que parece cantillana. Mira, Bras, que ya es de día, Vamos a ver la Zagala. Mi gallejo, mira quién llama. Angeles son, que ya viene el alba. ¿Es pariente del alcalde, U quién es esta doncella? Ella es hija de Dios Padre, Relumbra como una estrella. Mi gallejo, mira quién llama. Angeles son, que ya viene el alba. VERTIENDO SANGRE (Circuncisión) Vertiendo está sangre, ¡Dominguillo, eh! Yo no sé por qué. "¿Por qué, te pregunto, Hacen dél justicia, Pues ques inocente, Y no tiene malicia? Tuvo gran codicia, Yo no sé por qué, De mucho amarmé, ¡Dominguillo, eh! ¿Pues luego en naciendo Le han de atormentar? Sí, que está muriendo Por quitar el mal; ¡Oh, qué gran zagal Será por mi fe, [Y no le amaremos!] ¡Dominguillo, eh! ¿Tú no lo has mirado, Que es niño inocente? Ya me lo han contado Brasillo y Llorente; Gran inconveniente Será no amarlé. ¡Dominguillo, eh! SANGRE A LA TIERRA (Circuncisión) Este niño viene llorando; Mira, Gil, te está llamando. Vino del cielo a la tierra Para quitar nuestra guerra; Ya comienza la pelea, Su sangre está derramando. Mira, Gil, te está llamando. Fue tan grande el amorío, Que no es mucho estar llorando, Que comienza a tener brío Haviendo de estar mandado. Mira, Gil, te está llamando. Caro nos ha de costar, Pues comienza tan temprano A su sangre derramar, Havremos de estar llorando. Mira, Gil, te está llamando. No viniera El a morir, Pudiera estarse en su nido; ¿No ves, Gil, que si ha venido Es como león bramando? Mira, Gil, te está llamando. Dime, Pascual, ¿qué me quieres, Que tantos gritos me das? Que le ames, pues te quiere Y por ti está tiritando. Mira, Gil, te está llamando. CON LOS REYES Es ya llegada, Va con los Reyes La mi manada. Vamos todos juntos A ver al Mesías, Que Vemos cumplidas ya las profecías; Pues en nuestros días, Nos es ya llegada, Va con los Reyes La mi manada. Llevémosle dones De grande valor, Pues vienen los Reyes Con tan gran hervor. Alégrese hoy Nuestra gran zagala, Va con los Reyes La mi manada No cures, Llorente, De buscar razón, Para ver que es Dios Aqueste garzón; Dale el corazón, Y yo esté empeñada Va con los Reyes La mi manada. VOTIVAS A SAN ANDRÉS Pude dar tan gran deleite, ¡Qué gozo no dará el verte! ¿Qué será cuando veamos A la eterna Majestad, Pues de ver Andrés la cruz Se pudo tanto alegrar? ¡Oh, que no puede faltar En el padecer deleite! ¡Qué gozo no dará el verte! El amor cuando es crecido No puede estar sin obrar, Ni el fuerte sin pelear, Por amor de su Querido. Con esto le havrá vencido Y querrá que en todo acierte. ¡Qué gozo no dará el verte! Pues todos temen la muerte. ¿Cómo te es dulce el morir? ¡Oh! que voy para vivir En más encumbrada suerte. ¡Oh, mi Dios!, que con tu muerte Al más flaco hiciste fuerte. ¡Qué gozo no dará el verte! ¡Oh Cruz, madero precioso, Lleno de gran majestad, Pues siendo de despreciar Tomaste a Dios por esposo! A ti vengo muy gozoso, Sin merecer el quererte: Esme muy gran gozo el verte A SAN HILARION Hoy ha vencido un guerrero Al mundo y sus valedores, Vuelta, vuelta, pecadores, Sigamos este sendero. Sigamos la soledad Y no queramos morir Hasta ganar el vivir En tan subida pobreza. ¡Oh, qué grande es la destreza De aqueste nuestro guerrero! Vuelta, vuelta, pecadores, Sigamos este sendero. Con armas de penitencia Ha vencido a Lucifer, Combate con la paciencia, Ya no tiene que temer. Todos podemos valer Siguiendo este cavallero. Vuelta, vuelta, pecadores, Sigamos este sendero. No han tenido valedores, Abrazóse con la cruz: Siempre en ella hallamos luz, Pues la dio a los pecadores. ¡Oh, qué dichosos amores Tuvo este nuestro guerrero! Vuelta, vuelta, pecadores, Sigamos este sendero. Ya ha ganado la corona Y se acabó el padecer, Gozando ya el merecer Con muy encumbrada gloria Oh venturosa victoria De nuestro fuerte guerrero! Vuelta, vuelta, pecadores, sigamos este sendero. A SANTA CATALINA MÁRTIR Del eterno Dios, Estrella luciente, Amparadnos vos! Desde tierna edad Tomaste Esposo, Fue tanto el amor, Que no os dio reposo. Quien es temeroso, No se llegue a vos Si estima la vida Y el morir por vos. Mirad, los cobardes, Aquesta doncella Que no estima el oro Ni verse tan bella: Metida en la guerra De persecución. Para padecer Con gran corazón. Más pena le da Vivir sin su Esposo, Y ansí en los tormentos Hallava reposo: Todo le es gozoso, Quiere ya morir, Pues que con la vida No se puede vivir. Las que pretendemos Gozar de su gozo, Nunca nos cansemos Por hallar reposo. ¡Oh engaño engañoso, Y qué sin amor, Es querer sanar Viviendo el dolor! FAMILIARES BUENA VENTURA ¿Quién os trajo acá doncella Del valle de la tristura? Dios y mi buena ventura. EL VELO Hermana, por que veléis Os han dado hoy este velo, Y no os va menos que el cielo, Por eso no os descuidéis. Aquese velo gracioso Os dice que estéis en vela, Guardando la centinela Hasta que venga el Esposo, Que como ladrón famoso Vendrá cuando no penséis Por eso no os descuidéis. No sabe nadie a cuál hora, Si en la vigila primera O en la segunda o tercera, Todo cristiano lo ignora. Pues velad, velad, hermana, No os roben lo que tenéis; Por eso no os descuidéis. En vuestra mano encendida Tened siempre una candela, Y estad con el velo en vela, Las renes muy bien ceñidas. No estéis siempre amodorrida, Catad que peligraréis; Por eso no os descuidéis. Tened olio en la aceitera De obras y merecer, Para poder proveer La lámpara, no se muera; Porque quedaréis de fuera Si entonces no lo tenéis; Por eso no os descuidéis. Nadie os le dará prestado. Y si lo vais a comprar Podríaseos tardar Y el Esposo haver entrado; Y desde una vez cerrado No hay entrar aunque llaméis; Por eso no os descuidéis. Tened continuo cuidado De cumplir con alma fuerte Hasta el día de la muerte Lo que havéis hoy profesado; Porque haviendo ansí velado Con el Esposo entraréis; Por eso no os descuidéis. EN UNA PROFESION ¡Oh casamiento sagrado! Que el rey de la Majestad, Haya sido el desposado. ¡Oh, qué venturosa suerte Os estava aparejada, Que os quiere Dios por amada, Y haos ganado con su muerte! En servirle estad muy fuerte, Pues que lo havéis profesado, Que el rey de la Majestad, Es ya vuestro desposado. Ricas joyas os dará Este Esposo, Rey del cielo, Datos ha mucho consuelo, Que nadie os lo quitará, Y sobre todo os dará Un espíritu humillado. Es Rey y bien lo podrá, Pues quiere hoy ser desposado Mas os dará este Señor, Un amor tan santo y puro, Que podréis, yo os lo asiguro, Perder al mundo el temor, Y al demonio muy mejor Porque hoy queda maniatado; Que el rey de la Majestad, Ha sido hoy el desposado. YA NO DURMÁIS Debajo desta bandera, Ya no durmáis, no durmáis, Pues que no hay paz en la tierra. Ya como capitán fuerte Quiso nuestro Dios morir, Comencémosle a seguir, Pues que le dimos la muerte, ¡Oh, qué venturosa suerte Se le siguió desta guerra! Ya no durmáis, no durmáis, Pues Dios falta de la tierra. Con grande contentamiento Se ofrece a morir en cruz Por darnos a todos luz Con su grande sufrimiento, ¡Oh, glorioso vencimiento! ¡Oh, dichosa aquesta guerra! Ya no durmáis, no durmáis, Pues Dios falta de la tierra. No haya ningún cobarde, Aventuremos la vida, Pues no hay quien mejor la guarde Que el que la da por perdida. Pues Jesús es nuestra guía Y el premio de aquesta guerra, Ya no durmáis, no durmáis, Porque no hay paz en la tierra Ofrezcámonos de veras A morir por Cristo todas, Y en la celestiales bodas Estaremos placenteras; sigamos estas banderas, Pues Cristo va en delantera; No hay que temer, no durmáis, Pues que no hay paz en la tierra. A LA GALA GALA Nos quiere en prisión, A la gala gala De la relisión. ¡Oh, qué ricas bodas Ordenó Jesús! Quiérenos a todas Y danos la luz; Sigamos la Cruz Con gran perfeción: A la gala gala De la relisión. Este es el estado De Dios escogido, Con que del pecado Nos ha defendido; Hanos prometido La consolación, Si nos alegramos En esta prisión. Darnos ha grandezas En la eterna gloria, Si por sus riquezas Dejamos la escoria Que hay en este mundo Y su perdición, A la gala gala De la relisión ¡Oh, qué cautiverio De gran libertad! Venturosa vida Para eternidad; No quiero librar Ya mi corazón, A la gala gala De la relisión HACIA LA PATRIA Caminemos para el cielo, Monjas del Carmelo. Vamos muy mortificadas, Humildes y despreciadas Dejando la honra en el suelo, Monjas del Carmelo Al voto de obediencia Vamos, no haya resistencia Que es nuestro blanco y consuelo Monjas del Carmelo La pobreza es el camino, El mesmo por donde vino Nuestro Emperador del cielo, Monjas del Carmelo No deja de nos amar Nuestro Dios, y nos llamar Sigámosle sin recelo, Monjas del Carmelo. En amor se está abrasando Aquel que nació temblando Envuelto en humano velo, Monjas del Carmelo Vámonos a enriquecer a donde nunca ha de haver Pobreza ni desconsuelo Monjas del Carmelo A el padre Elías siguiendo Nos vamos contradiciendo Con su fortaleza y celo, Monjas del Carmelo Nuestro querer renunciado, Procuremos el doblado Espíritu de Eliseo, Monjas del Carmelo. PROFESION DE ISABEL DE LOS ANGELES Sobresalto mi reposo, Mi sosiego doloroso Y mi bonanza el quebranto; Entre borrascas mi amor, y mi regalo en la herida, Esté en la muerte mi vida, y en desprecios mi favor; Mis tesoros en pobreza y mi triunfo en pelear, Mi descanso en trabajar Y mi contento en tristeza. En la escuridad mi luz, Mi grandeza en puesto bajo, De mi camino el atajo Y mi gloria sea la cruz; Mi honra el abatimiento Y mi palma el padecer, En las menguas mi crecer Y en menoscabos mi aumento; En el hambre mi hartura, Mi esperanza en el temor, Mis regalos en pavor, Mis gustos en amargura; En olvido mi memoria, Mi alteza en humillación, En bajeza mi opinión, En afrenta mi victoria, Mi lauro esté en el desprecio, En las penas mi afición, Mi dignidad el rincón,. Y la soledad mi aprecio; En Cristo mi confianza, Y de El solo mi asimiento, En sus cansancios mi aliento Y en su imitación mi holganza. Aquí estriba mi firmeza, Aquí mi seguridad, La prueva de mi verdad, La muestra de mi fineza. DICHOSA ZAGALA ¡Oh, dichosa la zagala Que hoy se ha dado a un tal zagal Que reina y ha de reinar! Venturosa fue su suerte, Pues mereció tal Esposo: Ya yo, Gil, estoy medroso, No la osaré más mirar, Pues ha tomado marido Que reina y ha de reinar Pregúntale que le ha dado Para que lleve a su aldea, El corazón le ha entregado Muy de buena voluntad ¡Mi fe!, poco le ha pagado, Que es muy hermoso el zagal, Y reina y ha de reinar Si más tuviera más diera; ¿Por qué le avisas, Carillo? Tomemos el cobanillo, Sírvanos, deja sacar, Pues ha tomado marido Que reina y ha de reinar Pues vemos lo que dio ella, ¿Qué le ha de dar el Zagal? Con su sangre la ha comprado; ¡Oh, qué precioso caudal! Y dichosa tal zagala Que contenta a este Zagal. Mucho la devía amar, Pues le dio tan gran tesoro; ¿No ves que se lo da todo Hasta el vestir y calzar? Mira que ya es su marido Que reina y ha de reinar Bien será que la tomemos, Para este nuestro rebaño, Y que la regocijemos Para ganar su amistad, Pues ha tomado marido Que sin fin ha de reinar. EN DEFENSA DEL SAYAL Rey celestial, Librad de la mala gente Este sayal. Hijas, Pues tomáis la cruz, Tened valor, Y a Jesús, que es vuestra luz, Pedid favor; El os será defensor En trance tal. Librad de la mala gente Este sayal. Inquieta este mal ganado En la oración, El ánimo mal fundado En devoción; Mas en Dios el corazón Tened igual. Librad de la mala gente Este sayal. Pues vinistes a morir, No desmayéis, Y de gente tan cevil No temeréis. Remedio en Dios hallaréis En tanto mal. Pues nos dais vestido nuevo, Rey celestial, Librad de la mala gente Este sayal. VARIAS Y DUDOSAS COLOQUIO DE AMOR Dios mío, es como el que os tengo; Decidme ¿en qué me detengo? O Vos, ¿en qué os detenéis? Alma, ¿qué quieres de mí? Dios Mío, no más que verte. y ¿qué temes más de ti? Lo que más temo es perderte. Un amor que ocupe os pido, Dios mío, mi alma os tenga, Para hacer un dulce nido Adonde más la convenga. Un alma en Dios ascondida, ¿Qué tiene que desear Sino amar y más amar, Y en amor toda encendida Tornarte de nuevo a amar? CORAZON FELIZ Que en sólo Dios ha puesto el pensamiento: Por El renuncia todo lo criado, Y en El halla su gloria y su contento; Aun de sí mismo vive descuidado, Porque en su Dios está todo su intento, Y así alegre pasa y muy gozoso Las ondas deste mar tempestuoso. NADA TE TURBE Nada te espante, Todo se pasa, Dios no se muda, La paciencia Todo lo alcanza; Quien a Dios tiene Nada le falta: Sólo Dios basta. Eleva el pensamiento, Al cielo sube, Por nada te acongojes, Nada te turbe. A Jesucristo sigue Con pecho grande, Y, venga lo que venga, Nada te espante. ¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana; Nada tiene de estable, Todo se pasa. Aspira a lo celeste, Que siempre dura; Fiel y rico en promesas, Dios no se muda. Ámala cual merece Bondad inmensa; Pero no hay amor fino Sin la paciencia. Confianza y fe viva Mantenga el alma, Que quien cree y espera Todo lo alcanza Del infierno acosado Aunque se viere, Burlará sus furores Quien a Dios teme Vénganle desamparos, Cruces, desgraciadas; Siendo Dios su tesoro, Nada le falta Id, pues, bienes del mundo; Id, dichas vanas; Aunque todo lo pierda Sólo Dios basta. MONJAS DEL CARMELO Monjas del Carmelo. Abracemos bien la cruz Y sigamos a Jesús, Que es nuestro camino y luz, Lleno de todo consuelo, Monjas del Carmelo. Si guardáis más que los ojos La profesión de tres votos, Libraros de mil enojos, De tristeza y desconsuelo, Monjas del Carmelo. El voto de la obediencia, Aunque es de muy alta ciencia, jamás se le hace ofensa Sino cuando hay resistencia: De ésta os libre Dios del cielo, Monjas del Carmelo. El voto de castidad Con gran cuidado guardad: A solo Dios desead, y en El mismo os encerrad, Sin mirar cosas del suelo, Monjas del Carmelo. El que llaman de pobreza, Si se guarda con pureza, Está lleno de riqueza Y abre las puertas del cielo, Monjas del Carmelo. Y si ansí lo hacemos, Los contrarios venceremos Y a la fin descansaremos Con el que hizo tierra y cielo. Monjas, del Carmelo. CAMINEMOS PARA EL CIELO Humildes y despreciadas, Dejando la honra en el suelo, Monjas del Carmelo Al voto de obediencia Vamos, no haya resistencia, Que es nuestro blanco y consuelo, Monjas del Carmelo No deja de nos amar Nuestro Dios y nos llamar; Sigámosle sin recelo, Monjas del Carmelo. En amor se está abrasando Aquel que nació temblando, Envuelto en humano velo, Monjas del Carmelo Vámonos a enriquecer Adonde nunca ha de haver Pobreza ni desconsuelo, Monjas del Carmelo Y al padre Elías siguiendo, Nos vamos contradiciendo Con su fortaleza y celo, Monjas del Carmelo Nuestro querer renunciado, Procuremos el doblado Espíritu de Eliseo, Monjas del Carmelo DECID, CIELOS Y TIERRAS Decid, montes y valles y collados; Decid, viñas y mieses y olivares; Decid, hierbas flores; decid, prados: Decidme dónde está Aquel que hermosura y ser os da. Angeles que mirándole gozáis, Animas que le amáis y poseéis, Esposas que este Esposo deseáis Y sus abrazos dulces pretendéis: Decídme dónde está Aquel que hermosura. y ser os da. ¡Ay! Nada me responde, todo calla; Porque, callando Vos todo está mudo; Mi alma en sí le busca y no le halla, Mi corazón de todo está desnudo. ¡Ay! Si se levanta en mí batalla, ¿Quién será mi defensa, quién mi escudo? ¿Ay, gozo de mi alma y gloria mía! , ¿Cómo en tal ausencia habré buen día? ¡Ay! ¿Dónde os havéis ido, amado Esposo? ¿Por que dejáis a solas al que os ama? ¿Dónde están vuestros rayos, sol hermoso? ¿Por qué havéis escondido vuestra llama? Si tras el pecador andáis ansioso, ¿Por qué no respondéis a quien os ama? ¿Por qué escondéis el rostro, dulce amigo? ¿Por qué me reputáis como enemigo? ¿Por qué sin me hablar quisisteis iros?. ¿Por qué no me hablasteis al partir? Muévanos, dulce Amado, los suspiros Que envío hasta veros yo venir. O venid o mandad poder seguiros. O, si no, me mandad, Señor, morir. No me mandéis vivir sin tener vida, No viva yo sin ver vuestra venida. Si estáis, Amado mío, en las alturas, Dadme alas con que suba adonde estáis. Si moráis en las almas que son puras, ¿Por qué esta pobre alma no apuráis? Si tenéis aposento en las criaturas, mostradme en cuáles de ellas reposáis, Dó está vuestro aposento, amor suave, Porque sin Vos el mundo no me sabe. Aves que resonáis dulces canciones, Serpientes, animales y pescados: Decidme si sabéis adónde está Aquel que hermosura y ser os da. EN LAS INTERNAS ENTRAÑAS Sentí un golpe repentino: El blasón era divino, Por que obró grandes hazañas, Con el golpe fui herida Y aunque la herida es mortal Y es un dolor sin igual, Es muerte que causa vida. Si mata, ¿Cómo da vida? Si da vida, ¿cómo muere? ¿Cómo sana cuando hiere Y se ve con El unida? Tiene tan divinas mañas Que en un tan acerbo trance, Sale triunfal del lance Obrando grandes hazañas. VÉANTE MIS OJOS Dulce Jesús bueno; Véante mis ojos, Muérame yo luego. Vea quien quisiere Rosas y jazmines, que si yo te viere Veré mil jardines. Flor de serafines, Jesús Nazareno Véante mis ojos, Muérame yo luego. No quiero contento Mi Jesús ausente Que todo es tormento A quien esto siente. Solo me contente Tu amor y deseo. Véante mis ojos, Dulce Jesús bueno; Véante mis ojos, Muérame yo luego. | ||