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SANTA TERESA DE JESÚS

POESIAS

 
De: Obras completas. Biblioteca de Autores Cristianos, S.A. Madrid 1986. págs. 654-670

LIRICAS

MI AMADO PARA MI

Ya toda me entregué y di
y de tal suerte he trocado
Que mi Amado para mí
Y yo soy para mi amado
 
Cuando el dulce cazador
Me tiró y dejó herida
En los brazos del amor
Mi alma quedó rendida,
Y cobrando nueva vida
De tal manera he trocado
Que mi amado para mí
Y yo soy para mi Amado.
 
Hirióme una flecha
Enherbolada de amor
Y mi alma quedó hecha
Una con su Criador;
Ya yo no quiero otro amor,
Pues a mi Dios me he entregado,
Y mi amado para mí
Y yo soy para mi Amado.


MUERO PORQUE NO MUERO
 
Vivo sin vivir en mí
Y tan alta vida espero
Que muero porque no muero.
 
Vivo ya fuera de mí
Después que muero de amor,
Porque vivo en el Señor
Que me quiso para Sí.
Cuando el corazón le di
Puso en él este letrero:
Que muero porque no muero.
 
Esta divina prisión
Del amor con que yo vivo
Ha hecho a Dios mi cautivo
Y libre mi corazón;
Y causa en mí tal pasión
Ver a Dios mi prisionero,
Que muero porque no muero
 
¡Ay, qué larga es esta vida,
Qué duros estos destierros,
Esta cárcel y estos hierros
En que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
Me causa dolor tan fiero,
Que muero porque no muero
 
¡Ay, que vida tan amarga
Do no se goza al señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme Dios esta carga
Más pesada que el acero,
Que muero porque no muero.
 
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir,
Porque muriendo el vivir
Me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes que te espero,
Que muero porque no muero.
 
Mira que el amor es fuerte;
Vida, no me seas molesta,
Mira que sólo te resta,
Para ganarte, perderte;
Venga ya la dulce muerte,
Venga el morir muy ligero,
Que muero porque no muero.
 
Aquella vida de arriba,
Que es la vida verdadera,
Hasta que esta vida muera
No se goza estando viva.
Muerte, no seas esquiva;
Viva muriendo primero,
Que muero porque no muero.
 
Vida, ¿qué puedo yo darle
A mi Dios que vive en mí,
Si no es perderte a ti
Para mejor a El gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
Pues a El solo es al que quiero.
Que muero porque no muero.
 
 

HERMOSURA DE DIOS

  ¡ Oh, Hermosura que excedéis
a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
Y sin dolor deshacéis
El amor de las criaturas.
 
¡Oh, ñudo que ansí juntáis
Dos cosas tan desiguales!
No sé por qué os desatáis,
Pues atado fuerza dais
A tener por bien los males.
 
Juntáis quien no tiene ser
Con el Ser que no se acaba:
Sin acabar acabáis,
Sin tener que amar amáis,
Engrandecéis vuestra nada.
 
 

BUSCATE EN MÍ

  Alma, buscarte has en Mí,
Y a Mí buscarme has en ti.
 
De tal suerte pudo amor,
Alma, en Mí te retratar,
Que ningún sabio pintor
Supiera con tal primor
Tal imagen estampar.
 
Fuiste por amor criada
Hermosa, bella, y ansí
En mis entrañas pintada,
Si te pierdes, mi amada,
Alma, buscarte has en Mí.
 
Que Yo sé que te hallarás
En mi pecho retratada
Y tan al vivo sacada,
Que si te ves te holgarás
Viéndote tan bien pintada.
 
Y si acaso no supieres
Dónde me hallarás a Mí,
No andes de aquí para allí,
Sino, si hallarme quisieres
A Mí, buscarme has en ti.
 
Porque tú eres mi aposento,
Eres mi casa y morada,
Y ansí llamo en cualquier tiempo,
Si hallo en tu pensamiento
Estar la puerta cerrada.
 
Fuera de ti no hay buscarme,
Porque para hallarme a Mí,
Bastará sólo llamarme,
Que a ti iré sin tardarme.
Y a Mí buscarme has en ti.
 
 

VUESTRA SOY

 Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Soberana Majestad,
Eterna sabiduría,
Bondad buena al alma mía,
Dios, alteza, un ser, bondad,
La gran vileza mirad
Que hoy os canta amor ansí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Vuestra soy, pues me criastes;
Vuestra, pues me redimistes;
Vuestra, pues que me sufristes;
Vuestra, pues que me llamastes;
Vuestra, pues me conservastes;
Vuestra, pues no me perdí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
¿Qué mandáis, pues buen Señor,
Que haga tan vil criado?
¿Cuál oficio le havéis dado
A este esclavo pecador?
Veisme aquí, mi dulce Amor,
Amor dulce, veisme aquí,
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Veis aquí mi corazón,
Yo le pongo en vuestra palma
Mi cuerpo, mi vida y alma,
Mis entrañas y afición;
Dulce Esposo y redención,
Pues por vuestra me ofrecí,
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Dadme muerte, dadme vida:
Dad salud o enfermedad,
Honra o deshonra me dad,
Dadme guerra o paz cumplida,
Flaqueza o fuerza a mi vida,
Que a todo digo que sí.
¿Qué queréis hacer de mí?
 
Dadme riqueza o pobreza,
Dad consuelo o desconsuelo,
Dadme alegría o tristeza,
Dadme infierno o dadme cielo,
Vida dulce, sol sin velo,
Pues del todo me rendí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Si queréis, dadme oración,
Si no, dadme sequedad,
Si abundancia y devoción,
Y si no esterilidad.
Soberana Majestad,
Sólo hallo paz aquí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Dadme, pues, sabiduría,
O por amor ignorancia.
Dadme años de abundancia
O de hambre y carestía,
Dad tiniebla o claro día,
Revolvedme aquí o allí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Si queréis que esté holgando,
Quiero por amor holgar,
Si me mandáis trabajar,
Morir quiero trabajando.
Decid, dónde, cómo y cuándo.
Decid, dulce Amor, decid.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Dadme Calvario o Tabor,
Desierto o tierra abundosa,
Sea Job en el dolor,
O Juan que el pecho reposa;
Sea viña fructuosa
o estéril, si cumple ansí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Sea Josef puesto en cadenas
O de Egipto Adelantado,
O David sufriendo penas,
O ya David encumbrado.
Sea Jonás anegado,
O libertado de allí.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Esté callando o hablando,
Haga fruto o no le haga,
Muéstreme la Ley mi llaga,
Goce de Evangelio blando,
Esté penando o gozando,
Sólo Vos en mí vivid.
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
Vuestra soy, para Vos nací,
¿Qué mandáis hacer de mí?
 
 

AYES DEL DESTIERRO

  ¡Cuán triste es, Dios mío,
La vida sin ti!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
 
Carrera muy larga
Es la de este suelo,
Morada penosa,
Muy duro destierro.
¡Oh dueño adorado,
Sácame de aquí!
Ansiosa de verte
Deseo morir.
 
Lúgubre es la vida,
Amarga en estremo;
Que no vive el alma
Que está de ti lejos.
¡Oh dulce bien mío,
Que soy infeliz!
Ansiosa de verte
Deseo morir
 
¡Oh muerte benigna,
Socorre mis penas!
Tus golpes son dulces,
Que el alma libertan.
¡Qué dicha, oh mi amado,
Estar junto a Ti!
Ansiosa de verte
Deseo morir
 
El amor mundano
Apega a esta vida;
El amor divino
Por la otra suspira.
Sin ti, Dios eterno,
¿Quién puede vivir?
Ansiosa de verte
Deseo morir.
 
La vida terrena
Es continuo duelo;
Vida verdadera
La hay sólo en el cielo.
Permite, Dios mío,
Que viva yo allí.
Ansiosa de verte
Deseo morir
 
¿Quién es el que teme
La muerte del cuerpo,
Si con ella logra
Un placer inmenso?
¡Oh, sí, el de amarte,
Dios mío, sin fin!
Ansiosa de verte
Deseo morir
 
Mi alma afligida
Gime y desfallece.
¡Ay! ¿Quién de su amado
Puede estar ausente?
Acabe ya, acabe
Aqueste sufrir
Ansiosa de verte
Deseo morir.
 
El barbo cogido
En doloroso anzuelo
Encuentra en la muerte
El fin del tormento.
¡Ay! También yo sufro,
Bien mío, sin ti.
Y ansiosa de verte
Deseo morir.
 
En vano mi alma
Te busca, ¡oh mi dueño!
Tú siempre invisible
No alivias su anhelo.
¡Ay!, esto la inflama
Hasta prorrumpir:
Ansiosa de verte
Deseo morir.
 
¡Ay!, cuando te dignas
Entrar en mi pecho,
Dios mío, al instante
El perderte temo.
Tal pena me aflige
Y me hace decir:
Ansiosa de verte
Deseo morir.
 
Haz, Señor, que acabe
Tan larga agonía,
Socorre a tu sierva
Que por ti suspira.
Rompe aquestos hierros
Y sea feliz.
Ansiosa de verte
Deseo morir.
 
Mas no, dueño amado,
Que es justo padezca;
Que expíe mis yerros,
Mis culpas inmensas.
¡Ay!, logren mis lágrimas
Te dignes oír
Que ansiosa de verte
Deseo morir.
 
 

LOAS A LA CRUZ

  Cruz, descanso sabroso de mi vida,
Vos seáis la bienvenida.
 
¡Oh bandera, en cuyo amparo
El más flaco será fuerte!
¡Oh, vida de nuestra muerte,
Qué bien la has resucitado!
Al león has amansado,
Pues por ti perdió la vida.
Vos seáis la bienvenida.
 
Quien no os ama está cautivo
Y ajeno de libertad;
Quien a vos quiere allegar
No tendrá en nada desvío.
¡Oh dichoso poderío
Donde el mal no halla cabida!
Vos seáis la bienvenida.
 
Vos fuisteis la libertad
De nuestro gran cautiverio;
Por vos se reparó mi mal
Con tan costoso remedio,
Para con Dios fuiste medio
De alegría conseguida.
Vos seáis la bienvenida.

 

LA CRUZ

  En la cruz está la vida
y el consuelo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
 
En la cruz está el Señor
De cielo y tierra
Y el gozar de mucha paz,
Aunque haya guerra,
Todos los males destierra
En este suelo,
Y ella sola es el camino
para el cielo.
 
De la cruz dice la Esposa
A su Querido
Que es una palma preciosa
Donde ha subido,
Y su fruto le ha sabido
A Dios del cielo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
 
Es una oliva preciosa
La santa cruz,
Que con su aceite nos unta
Y nos da luz.
Toma, alma mía, la cruz
Con gran consuelo,
Que ella sola es el camino
Para el cielo.
 
Es la cruz el árbol verde
Y deseado
De la Esposa que a su sombra
Se ha sentado
Pan gozar de su Amado,
El Rey del cielo,
Y ella sola es el camino
Para el cielo.
 
El alma que a Dios está
Toda rendida,
Y muy de veras del mundo
Desasida
La cruz le es árbol de vida
Y de consuelo,
Y un camino deleitoso
Para el cielo.
 
Después que se puso en cruz
El Salvador,
En la cruz está la gloria
Y el honor,
Y en el padecer dolor
Vida y consuelo,
Y el camino más seguro
Para el cielo.
 

VILLANCICOS

PASTORES QUE VELAIS

  ¡Ah, pastores que veláis
Por guardar vuestro rebaño,
Mirad que os nace un Cordero,
Hijo de Dios soberano!
 
Viene pobre y despreciado,
Comenzadle ya a guardar,
Que el lobo os le ha de llevar
Sin que le hayamos gozado.
Gil, dame acá aquel cayado,
Que no me saldrá de mano
No nos lleven al Cordero:
¿No ves que es Dios soberano?
 
¡Soncas!, que estoy aturdido
De gozo y de penas junto:
Si es Dios el que hoy ha nacido,
¿Cómo puede ser difunto?
¡Oh!, que es hombre también junto,
La vida estará en su mano;
Mirad que es éste el Cordero.
Hijo de Dios soberano.
 
"No sé para qué le piden,
Pues le dan después tal guerra.
Mía fe, Gil, mijor será
Que se nos torne a su tierra,
Si el pecado nos destierra
Y está el bien todo en su mano.
Ya que ha venido padezca
Este Dios tan soberano.
 
Poco te duele su pena;
¡Oh, cómo es cierto, del hombre
Cuando nos viene provecho
El mal ajeno se asconde!
¿No ves que gana renombre
de pastor de gran rebaño?
Con todo, es cosa muy fuerte
Que muera Dios soberano".
 
 

NACE EL REDENTOR

  Hoy nos viene a redimir
Un zagal, nuestro pariente,
Gil, que es Dios obnipotente.
 
Por eso nos ha sacado
De prisión a Satanás.
–Mas es pariente de Blas,
Y de Menga y de Llorente,
¡Oh, que es Dios obnipotente!
 
–Pues si es Dios, ¿cómo es vendido
y muere crucificado?
¿No ves que mató el pecado,
Padeciendo el inocente?
Gil, que es Dios obnipotente.
 
–Mía fe, yo lo vi nacido,
Y una muy linda zagala.
Pues si es Dios, ¿cómo ha querido
Estar con tan pobre gente?
 
–¿No ves que es obnipotente?
Déjate desas preguntas,
Miremos por le servir,
Y pues El viene a morir,
Muramos con El, Llorente;
Pues es Dios obnipotente.
 

NAVIDAD

  Pues el amor
Nos ha dado Dios,
No hay que temer:
Muramos los dos.
 
Danos el Padre
A su único Hijo:
Hoy viene al mundo
En pobre cortijo,
¡Oh, gran regocijo,
Que ya el hombre es Dios!
No hay que temer:
Muramos los dos.
 
Mira, Llorente,
Qué fuerte amorío;
Viene el inocente
A padecer frío;
Deja un señorío;
En fin, como Dios,
Ya no hay que temer:
Muramos los dos.
 
Pues ¿cómo, Pascual,
Hizo, esa franqueza,
Que toma un sayal
Dejando riqueza?
Mas quiere pobreza,
Sigámosle nos;
Pues ya viene hombre,
Muramos los dos.
 
Pues ¿qué le darán
Por esta grandeza?
Grandes azotes
Con mucha crueza.
¡Oh, qué gran tristeza
Será para nos!
Si esto es verdad,
Muramos los dos.
 
Pues ¿cómo se atreven
Siendo omnipotente?
El ha de ser muerto
De una mala gente.
Pues si eso es, Llorente;
Hurtémosle nos.
¿No ves que él lo quiere?
Muramos los dos.
 
 

YA VIENE EL ALBA

 Mi gallejo, mira quién llama.
Angeles son, que ya viene el alba.
 
Hame dado un gran zumbido,
Que parece cantillana.
Mira, Bras, que ya es de día,
Vamos a ver la Zagala.
Mi gallejo, mira quién llama.
Angeles son, que ya viene el alba.
 
¿Es pariente del alcalde,
U quién es esta doncella?
– Ella es hija de Dios Padre,
Relumbra como una estrella.
Mi gallejo, mira quién llama.
Angeles son, que ya viene el alba.
 
 
VERTIENDO SANGRE (Circuncisión)
 
Vertiendo está sangre,
¡Dominguillo, eh!
Yo no sé por qué.
 
"¿Por qué, te pregunto,
Hacen dél justicia,
Pues ques inocente,
Y no tiene malicia?
Tuvo gran codicia,
Yo no sé por qué,
De mucho amarmé,
¡Dominguillo, eh!
 
¿Pues luego en naciendo
Le han de atormentar?
Sí, que está muriendo
Por quitar el mal;
¡Oh, qué gran zagal
Será por mi fe,
[Y no le amaremos!]
¡Dominguillo, eh!
 
¿Tú no lo has mirado,
Que es niño inocente?
Ya me lo han contado
Brasillo y Llorente;
Gran inconveniente
Será no amarlé.
¡Dominguillo, eh!
 

SANGRE A LA TIERRA (Circuncisión)
 
Este niño viene llorando;
Mira, Gil, te está llamando.
 
Vino del cielo a la tierra
Para quitar nuestra guerra;
Ya comienza la pelea,
Su sangre está derramando.
Mira, Gil, te está llamando.
 
Fue tan grande el amorío,
Que no es mucho estar llorando,
Que comienza a tener brío
Haviendo de estar mandado.
Mira, Gil, te está llamando.
 
Caro nos ha de costar,
Pues comienza tan temprano
A su sangre derramar,
Havremos de estar llorando.
Mira, Gil, te está llamando.
 
No viniera El a morir,
Pudiera estarse en su nido;
¿No ves, Gil, que si ha venido
Es como león bramando?
Mira, Gil, te está llamando.
 
Dime, Pascual, ¿qué me quieres,
Que tantos gritos me das?
–Que le ames, pues te quiere
Y por ti está tiritando.
Mira, Gil, te está llamando.
 
 

CON LOS REYES

  Pues que la estrella
Es ya llegada,
Va con los Reyes
La mi manada.
 
Vamos todos juntos
A ver al Mesías,
Que Vemos cumplidas
ya las profecías;
Pues en nuestros días,
Nos es ya llegada,
Va con los Reyes
La mi manada.
 
Llevémosle dones
De grande valor,
Pues vienen los Reyes
Con tan gran hervor.
Alégrese hoy
Nuestra gran zagala,
Va con los Reyes
La mi manada
 
No cures, Llorente,
De buscar razón,
Para ver que es Dios
Aqueste garzón;
Dale el corazón,
Y yo esté empeñada
Va con los Reyes
La mi manada.
 
 

VOTIVAS

 

A SAN ANDRÉS

  Si el padecer con amor
Pude dar tan gran deleite,
¡Qué gozo no dará el verte!
 
¿Qué será cuando veamos
A la eterna Majestad,
Pues de ver Andrés la cruz
Se pudo tanto alegrar?
 
¡Oh, que no puede faltar
En el padecer deleite!
¡Qué gozo no dará el verte!
 
El amor cuando es crecido
No puede estar sin obrar,
Ni el fuerte sin pelear,
Por amor de su Querido.
 
Con esto le havrá vencido
Y querrá que en todo acierte.
¡Qué gozo no dará el verte!
 
Pues todos temen la muerte.
¿Cómo te es dulce el morir?
¡Oh! que voy para vivir
En más encumbrada suerte.
 
¡Oh, mi Dios!, que con tu muerte
Al más flaco hiciste fuerte.
¡Qué gozo no dará el verte!
 
¡Oh Cruz, madero precioso,
Lleno de gran majestad,
Pues siendo de despreciar
Tomaste a Dios por esposo!
 
A ti vengo muy gozoso,
Sin merecer el quererte:
Esme muy gran gozo el verte
 
 
A SAN HILARION
 
Hoy ha vencido un guerrero
Al mundo y sus valedores,
– Vuelta, vuelta, pecadores,
Sigamos este sendero.
 
Sigamos la soledad
Y no queramos morir
Hasta ganar el vivir
En tan subida pobreza.
¡Oh, qué grande es la destreza
De aqueste nuestro guerrero!
– Vuelta, vuelta, pecadores,
Sigamos este sendero.
 
Con armas de penitencia
Ha vencido a Lucifer,
Combate con la paciencia,
Ya no tiene que temer.
Todos podemos valer
Siguiendo este cavallero.
Vuelta, vuelta, pecadores,
Sigamos este sendero.
 
No han tenido valedores,
Abrazóse con la cruz:
Siempre en ella hallamos luz,
Pues la dio a los pecadores.
¡Oh, qué dichosos amores
Tuvo este nuestro guerrero!
Vuelta, vuelta, pecadores,
Sigamos este sendero.
 
Ya ha ganado la corona
Y se acabó el padecer,
Gozando ya el merecer
Con muy encumbrada gloria
Oh venturosa victoria
De nuestro fuerte guerrero!
Vuelta, vuelta, pecadores,
sigamos este sendero.
 
 

A SANTA CATALINA MÁRTIR

  ¡ Oh gran amadora
Del eterno Dios,
Estrella luciente,
Amparadnos vos!
 
Desde tierna edad
Tomaste Esposo,
Fue tanto el amor,
Que no os dio reposo.
Quien es temeroso,
No se llegue a vos
Si estima la vida
Y el morir por vos.
 
Mirad, los cobardes,
Aquesta doncella
Que no estima el oro
Ni verse tan bella:
Metida en la guerra
De persecución.
Para padecer
Con gran corazón.
 
Más pena le da
Vivir sin su Esposo,
Y ansí en los tormentos
Hallava reposo:
Todo le es gozoso,
Quiere ya morir,
Pues que con la vida
No se puede vivir.
 
Las que pretendemos
Gozar de su gozo,
Nunca nos cansemos
Por hallar reposo.
¡Oh engaño engañoso,
Y qué sin amor,
Es querer sanar
Viviendo el dolor!
 
 
FAMILIARES
 

BUENA VENTURA
 
¿Quién os trajo acá doncella
Del valle de la tristura?
Dios y mi buena ventura.
 
 
EL VELO
 
Hermana, por que veléis
Os han dado hoy este velo,
Y no os va menos que el cielo,
Por eso no os descuidéis.
 
Aquese velo gracioso
Os dice que estéis en vela,
Guardando la centinela
Hasta que venga el Esposo,
Que como ladrón famoso
Vendrá cuando no penséis
Por eso no os descuidéis.
 
No sabe nadie a cuál hora,
Si en la vigila primera
O en la segunda o tercera,
Todo cristiano lo ignora.
Pues velad, velad, hermana,
No os roben lo que tenéis;
Por eso no os descuidéis.
 
En vuestra mano encendida
Tened siempre una candela,
Y estad con el velo en vela,
Las renes muy bien ceñidas.
No estéis siempre amodorrida,
Catad que peligraréis;
Por eso no os descuidéis.
 
Tened olio en la aceitera
De obras y merecer,
Para poder proveer
La lámpara, no se muera;
Porque quedaréis de fuera
Si entonces no lo tenéis;
Por eso no os descuidéis.
 
Nadie os le dará prestado.
Y si lo vais a comprar
Podríaseos tardar
Y el Esposo haver entrado;
Y desde una vez cerrado
No hay entrar aunque llaméis;
Por eso no os descuidéis.
 
Tened continuo cuidado
De cumplir con alma fuerte
Hasta el día de la muerte
Lo que havéis hoy profesado;
Porque haviendo ansí velado
Con el Esposo entraréis;
Por eso no os descuidéis.
 

EN UNA PROFESION

  ¡Oh, qué bien tan sin segundo!
¡Oh casamiento sagrado!
Que el rey de la Majestad,
Haya sido el desposado.
 
¡Oh, qué venturosa suerte
Os estava aparejada,
Que os quiere Dios por amada,
Y haos ganado con su muerte!
En servirle estad muy fuerte,
Pues que lo havéis profesado,
Que el rey de la Majestad,
Es ya vuestro desposado.
 
Ricas joyas os dará
Este Esposo, Rey del cielo,
Datos ha mucho consuelo,
Que nadie os lo quitará,
Y sobre todo os dará
Un espíritu humillado.
Es Rey y bien lo podrá,
Pues quiere hoy ser desposado
 
Mas os dará este Señor,
Un amor tan santo y puro,
Que podréis, yo os lo asiguro,
Perder al mundo el temor,
Y al demonio muy mejor
Porque hoy queda maniatado;
Que el rey de la Majestad,
Ha sido hoy el desposado.
 

YA NO DURMÁIS

  Todos los que militais
Debajo desta bandera,
Ya no durmáis, no durmáis,
Pues que no hay paz en la tierra.
 
Ya como capitán fuerte
Quiso nuestro Dios morir,
Comencémosle a seguir,
Pues que le dimos la muerte,
¡Oh, qué venturosa suerte
Se le siguió desta guerra!
Ya no durmáis, no durmáis,
Pues Dios falta de la tierra.
 
Con grande contentamiento
Se ofrece a morir en cruz
Por darnos a todos luz
Con su grande sufrimiento,
¡Oh, glorioso vencimiento!
¡Oh, dichosa aquesta guerra!
Ya no durmáis, no durmáis,
Pues Dios falta de la tierra.
 
No haya ningún cobarde,
Aventuremos la vida,
Pues no hay quien mejor la guarde
Que el que la da por perdida.
Pues Jesús es nuestra guía
Y el premio de aquesta guerra,
Ya no durmáis, no durmáis,
Porque no hay paz en la tierra
 
Ofrezcámonos de veras
A morir por Cristo todas,
Y en la celestiales bodas
Estaremos placenteras;
sigamos estas banderas,
Pues Cristo va en delantera;
No hay que temer, no durmáis,
Pues que no hay paz en la tierra.
 
 

A LA GALA GALA

  Pues que nuestro Esposo
Nos quiere en prisión,
A la gala gala
De la relisión.
 
¡Oh, qué ricas bodas
Ordenó Jesús!
Quiérenos a todas
Y danos la luz;
Sigamos la Cruz
Con gran perfeción:
A la gala gala
De la relisión.
 
Este es el estado
De Dios escogido,
Con que del pecado
Nos ha defendido;
Hanos prometido
La consolación,
Si nos alegramos
En esta prisión.
 
Darnos ha grandezas
En la eterna gloria,
Si por sus riquezas
Dejamos la escoria
Que hay en este mundo
Y su perdición,
A la gala gala
De la relisión
 
¡Oh, qué cautiverio
De gran libertad!
Venturosa vida
Para eternidad;
No quiero librar
Ya mi corazón,
A la gala gala
De la relisión
 
 
HACIA LA PATRIA
 
Caminemos para el cielo,
Monjas del Carmelo.
 
Vamos muy mortificadas,
Humildes y despreciadas
Dejando la honra en el suelo,
Monjas del Carmelo
 
Al voto de obediencia
Vamos, no haya resistencia
Que es nuestro blanco y consuelo
Monjas del Carmelo
 
La pobreza es el camino,
El mesmo por donde vino
Nuestro Emperador del cielo,
Monjas del Carmelo
 
No deja de nos amar
Nuestro Dios, y nos llamar
Sigámosle sin recelo,
Monjas del Carmelo.
 
En amor se está abrasando
Aquel que nació temblando
Envuelto en humano velo,
Monjas del Carmelo
 
Vámonos a enriquecer
a donde nunca ha de haver
Pobreza ni desconsuelo
Monjas del Carmelo
 
A el padre Elías siguiendo
Nos vamos contradiciendo
Con su fortaleza y celo,
Monjas del Carmelo
 
Nuestro querer renunciado,
Procuremos el doblado
Espíritu de Eliseo,
Monjas del Carmelo.


PROFESION DE ISABEL DE LOS ANGELES

  Sea mi gozo en el llanto,
Sobresalto mi reposo,
Mi sosiego doloroso
Y mi bonanza el quebranto;
 
Entre borrascas mi amor,
y mi regalo en la herida,
Esté en la muerte mi vida,
y en desprecios mi favor;
 
Mis tesoros en pobreza
y mi triunfo en pelear,
Mi descanso en trabajar
Y mi contento en tristeza.
 
En la escuridad mi luz,
Mi grandeza en puesto bajo,
De mi camino el atajo
Y mi gloria sea la cruz;
 
Mi honra el abatimiento
Y mi palma el padecer,
En las menguas mi crecer
Y en menoscabos mi aumento;
 
En el hambre mi hartura,
Mi esperanza en el temor,
Mis regalos en pavor,
Mis gustos en amargura;
 
En olvido mi memoria,
Mi alteza en humillación,
En bajeza mi opinión,
En afrenta mi victoria,
Mi lauro esté en el desprecio,
En las penas mi afición,
Mi dignidad el rincón,.
Y la soledad mi aprecio;
 
En Cristo mi confianza,
Y de El solo mi asimiento,
En sus cansancios mi aliento
Y en su imitación mi holganza.
Aquí estriba mi firmeza,
Aquí mi seguridad,
La prueva de mi verdad,
La muestra de mi fineza.
 

DICHOSA ZAGALA
 
¡Oh, dichosa la zagala
Que hoy se ha dado a un tal zagal
Que reina y ha de reinar!
 
Venturosa fue su suerte,
Pues mereció tal Esposo:
Ya yo, Gil, estoy medroso,
No la osaré más mirar,
Pues ha tomado marido
Que reina y ha de reinar
 
Pregúntale que le ha dado
Para que lleve a su aldea,
–El corazón le ha entregado
Muy de buena voluntad
–¡Mi fe!, poco le ha pagado,
Que es muy hermoso el zagal,
Y reina y ha de reinar
 
Si más tuviera más diera;
¿Por qué le avisas, Carillo?
Tomemos el cobanillo,
Sírvanos, deja sacar,
Pues ha tomado marido
Que reina y ha de reinar
 
Pues vemos lo que dio ella,
¿Qué le ha de dar el Zagal?
Con su sangre la ha comprado;
¡Oh, qué precioso caudal!
Y dichosa tal zagala
Que contenta a este Zagal.
 
Mucho la devía amar,
Pues le dio tan gran tesoro;
¿No ves que se lo da todo
Hasta el vestir y calzar?
Mira que ya es su marido
Que reina y ha de reinar
 
Bien será que la tomemos,
Para este nuestro rebaño,
Y que la regocijemos
Para ganar su amistad,
Pues ha tomado marido
Que sin fin ha de reinar.

 

EN DEFENSA DEL SAYAL

  Pues nos dais vestido nuevo,
Rey celestial,
Librad de la mala gente
Este sayal.
 
Hijas, Pues tomáis la cruz,
Tened valor,
Y a Jesús, que es vuestra luz,
Pedid favor;
El os será defensor
En trance tal.
Librad de la mala gente
Este sayal.
 
Inquieta este mal ganado
En la oración,
El ánimo mal fundado
En devoción;
Mas en Dios el corazón
Tened igual.
Librad de la mala gente
Este sayal.
 
Pues vinistes a morir,
No desmayéis,
Y de gente tan cevil
No temeréis.
Remedio en Dios hallaréis
En tanto mal.
 
Pues nos dais vestido nuevo,
Rey celestial,
Librad de la mala gente
Este sayal.
 
 

VARIAS Y DUDOSAS


COLOQUIO DE AMOR

  Si el amor que me tenéis,
Dios mío, es como el que os tengo;
Decidme ¿en qué me detengo?
O Vos, ¿en qué os detenéis?
 
–Alma, ¿qué quieres de mí?
–Dios Mío, no más que verte.
–y ¿qué temes más de ti?
–Lo que más temo es perderte.
 
Un amor que ocupe os pido,
Dios mío, mi alma os tenga,
Para hacer un dulce nido
Adonde más la convenga.
 
Un alma en Dios ascondida,
¿Qué tiene que desear
Sino amar y más amar,
Y en amor toda encendida
Tornarte de nuevo a amar?
 
 

CORAZON FELIZ

  Dichoso el corazón enamorado
Que en sólo Dios ha puesto el pensamiento:
Por El renuncia todo lo criado,
Y en El halla su gloria y su contento;
Aun de sí mismo vive descuidado,
Porque en su Dios está todo su intento,
Y así alegre pasa y muy gozoso
Las ondas deste mar tempestuoso.
 

NADA TE TURBE

  Nada te turbe,
Nada te espante,
Todo se pasa,
Dios no se muda,
La paciencia
Todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
Nada le falta:
Sólo Dios basta.
 
Eleva el pensamiento,
Al cielo sube,
Por nada te acongojes,
Nada te turbe.
 
A Jesucristo sigue
Con pecho grande,
Y, venga lo que venga,
Nada te espante.
 
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
Nada tiene de estable,
Todo se pasa.
 
Aspira a lo celeste,
Que siempre dura;
Fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
 
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
Pero no hay amor fino
Sin la paciencia.
 
Confianza y fe viva
Mantenga el alma,
Que quien cree y espera
Todo lo alcanza
 
Del infierno acosado
Aunque se viere,
Burlará sus furores
Quien a Dios teme
 
Vénganle desamparos,
Cruces, desgraciadas;
Siendo Dios su tesoro,
Nada le falta
 
Id, pues, bienes del mundo;
Id, dichas vanas;
Aunque todo lo pierda
Sólo Dios basta.
 
 

MONJAS DEL CARMELO

  Caminemos para el cielo,
Monjas del Carmelo.
 
Abracemos bien la cruz
Y sigamos a Jesús,
Que es nuestro camino y luz,
Lleno de todo consuelo,
Monjas del Carmelo.
 
Si guardáis más que los ojos
La profesión de tres votos,
Libraros de mil enojos,
De tristeza y desconsuelo,
Monjas del Carmelo.
 
El voto de la obediencia,
Aunque es de muy alta ciencia,
jamás se le hace ofensa
Sino cuando hay resistencia:
De ésta os libre Dios del cielo,
Monjas del Carmelo.
 
El voto de castidad
Con gran cuidado guardad:
A solo Dios desead,
y en El mismo os encerrad,
Sin mirar cosas del suelo,
Monjas del Carmelo.
 
El que llaman de pobreza,
Si se guarda con pureza,
Está lleno de riqueza
Y abre las puertas del cielo,
Monjas del Carmelo.
 
Y si ansí lo hacemos,
Los contrarios venceremos
Y a la fin descansaremos
Con el que hizo tierra y cielo.
Monjas, del Carmelo.


CAMINEMOS PARA EL CIELO

  Vamos muy mortificadas,
Humildes y despreciadas,
Dejando la honra en el suelo,
Monjas del Carmelo
 
Al voto de obediencia
Vamos, no haya resistencia,
Que es nuestro blanco y consuelo,
Monjas del Carmelo
 
No deja de nos amar
Nuestro Dios y nos llamar;
Sigámosle sin recelo,
Monjas del Carmelo.
 
En amor se está abrasando
Aquel que nació temblando,
Envuelto en humano velo,
Monjas del Carmelo
 
Vámonos a enriquecer
Adonde nunca ha de haver
Pobreza ni desconsuelo,
Monjas del Carmelo
 
Y al padre Elías siguiendo,
Nos vamos contradiciendo
Con su fortaleza y celo,
Monjas del Carmelo
 
Nuestro querer renunciado,
Procuremos el doblado
Espíritu de Eliseo,
Monjas del Carmelo
 
 

DECID, CIELOS Y TIERRAS

  Decid cielos y tierras; decid, mares;
Decid, montes y valles y collados;
Decid, viñas y mieses y olivares;
Decid, hierbas flores; decid, prados:
Decidme dónde está
Aquel que hermosura y ser os da.
 
Angeles que mirándole gozáis,
Animas que le amáis y poseéis,
Esposas que este Esposo deseáis
Y sus abrazos dulces pretendéis:
Decídme dónde está
Aquel que hermosura. y ser os da.
 
¡Ay! Nada me responde, todo calla;
Porque, callando Vos todo está mudo;
Mi alma en sí le busca y no le halla,
Mi corazón de todo está desnudo.
 
¡Ay! Si se levanta en mí batalla,
¿Quién será mi defensa, quién mi escudo?
¿Ay, gozo de mi alma y gloria mía! ,
¿Cómo en tal ausencia habré buen día?
 
¡Ay! ¿Dónde os havéis ido, amado Esposo?
¿Por que dejáis a solas al que os ama?
¿Dónde están vuestros rayos, sol hermoso?
¿Por qué havéis escondido vuestra llama?
 
Si tras el pecador andáis ansioso,
¿Por qué no respondéis a quien os ama?
¿Por qué escondéis el rostro, dulce amigo?
¿Por qué me reputáis como enemigo?
 
¿Por qué sin me hablar quisisteis iros?.
¿Por qué no me hablasteis al partir?
Muévanos, dulce Amado, los suspiros
Que envío hasta veros yo venir.
 
O venid o mandad poder seguiros.
O, si no, me mandad, Señor, morir.
No me mandéis vivir sin tener vida,
No viva yo sin ver vuestra venida.
 
Si estáis, Amado mío, en las alturas,
Dadme alas con que suba adonde estáis.
Si moráis en las almas que son puras,
¿Por qué esta pobre alma no apuráis?
 
Si tenéis aposento en las criaturas,
mostradme en cuáles de ellas reposáis,
Dó está vuestro aposento, amor suave,
Porque sin Vos el mundo no me sabe.
 
Aves que resonáis dulces canciones,
Serpientes, animales y pescados:
Decidme si sabéis adónde está
Aquel que hermosura y ser os da.
 
 

EN LAS INTERNAS ENTRAÑAS

  En las internas entrañas
Sentí un golpe repentino:
El blasón era divino,
Por que obró grandes hazañas,
Con el golpe fui herida
Y aunque la herida es mortal
Y es un dolor sin igual,
Es muerte que causa vida.
 
Si mata, ¿Cómo da vida?
Si da vida, ¿cómo muere?
¿Cómo sana cuando hiere
Y se ve con El unida?
Tiene tan divinas mañas
Que en un tan acerbo trance,
Sale triunfal del lance
Obrando grandes hazañas.
 
 

VÉANTE MIS OJOS

 Véante mis ojos,
Dulce Jesús bueno;
Véante mis ojos,
Muérame yo luego.
 
–Vea quien quisiere
Rosas y jazmines,
que si yo te viere
Veré mil jardines.
Flor de serafines,
Jesús Nazareno
Véante mis ojos,
Muérame yo luego.
 
No quiero contento
Mi Jesús ausente
Que todo es tormento
A quien esto siente.
Solo me contente
Tu amor y deseo.
Véante mis ojos,
Dulce Jesús bueno;
Véante mis ojos,
Muérame yo luego.