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SAN ISIDORO DE SEVILLA (h. 560 - 636)

ETIMOLOGIAS
(Selección)
SOBRE EL HIJO DE DIOS, LA TRINIDAD Y LOS ANGELES

De. San Isidoro de Sevilla, Etimologías I.
Biblioteca de Autores Cristianos (B.A.C.). Madrid, 1993.


2. Sobre el Hijo de Dios

1. – De muchas maneras es llamado Cristo en las Sagradas Escrituras. Así, se le denomina Hijo Unigénito de Dios Padre, porque, siendo igual al Padre, asumió el aspecto de esclavo para salvación nuestra. Teniendo esto en cuenta, algunos de sus nombres tienen como origen su sustancia divina, en tanto que otros están en razón de la humanidad que asumió.

2. – Derivado de "crisma", se le da el nombre de Cristo, es decir "el ungido". Era preceptivo para los judíos el disponer de sagrado ungüento para poder ungir a los que estaban llamados al sacerdocio o a asumir el poder real; y del mismo modo que hoy día los reyes ostentan la insigne vestidura de púrpura como símbolo de la dignidad regia, así entre ellos la unción con el sagrado crisma confería el nombre y la potestad de rey. Y de ahí la denominación de Cristo, derivado de "crisma", es decir, de "unción",

3. – ya que "crisma" es como se dice en griego, y "unción" en latín, y que en su sentido espiritual fue el nombre que se aplicó al Señor, porque fue ungido en el Espíritu por Dios Padre, según está escrito en los Hechos de los Apóstoles (4, 27): "En esta ciudad se concertaron todos contra tu santo Hijo, a quien habías ungido". Y no simplemente con el óleo material, sino con el don de la gracia, que es lo que se quiere poner de relieve con el visible crisma.

4. – El nombre de "Cristo" no es exclusivo del Salvador, sino que es la designación genérica de quien ostenta el poder. Por eso, cuando se dice "Cristo", se está empleando el nombre común de la dignidad; en cambio, "Jesús Cristo" es ya el nombre propio del Salvador.

5. – La denominación de "Cristo" no existió en ningún otro lugar ni en otra nación, sino sólo en aquel reino en el que había sido profetizado Cristo y donde iba a venir.

6. – Mesías es palabra hebrea que, en griego, se traduce por "Cristo", y en latín por "ungido".

7. – Del mismo modo, en hebreo se dice Jesús, y en griego sotér, siendo la traducción latina "sanador" o "salvador", porque vino a traer la salvación a todos los pueblos.

8. – El mismo evangelista pone de manifiesto la  etimología de este nombre cuando dice: "Y le darás el nombre de Salvador, porque es quien dará la salvación a su pueblo" (Mt 1, 21). Pues, del mismo modo que Cristo significa "rey", así Jesús quiere decir "Salvador".

9. – Pero no procuró nuestra salvación cualquier rey, sino el rey Salvador. La lengua latina carecía anteriormente de esta palabra, pero podía tenerla, como así lo demostró cuando decidió tenerla.

10. – El término hebreo 'lmmanu'el significa, en latín, "Dios con nosotros",como sucedió cuando, nacido de la Virgen, Dios se mostró a los hombres en carne mortal para abrirles el camino de la salvación que conduce al cielo. Los nombres que pertenecen a su sustancia de ser divino son el de "Dios" y el de "Señor".

11. – Se le llama Dios por su unidad sustancial con el Padre; y Señor por tener a las criaturas bajo su dominio.

12. – Es Dios y hombre, porque es a un tiempo Verbo y carne. Y se dice que es "el que ha sido dos veces engendrado", porque el Padre, sin concurso materno, lo engendró en la eternidad, y porque la Madre, sin intervención paterna, lo engendró en el tiempo.

13. – Se le llama Unigénito de acuerdo con la excelsitud de su divinidad, en cuanto que es Hijo único; y Primogénito teniendo en cuenta su naturaleza de hombre, porque, en virtud de la adopción de su humanidad, se dignó tener hermanos, entre los que es el primogénito.

14. – Partiendo de la identidad de sustancias, se le dice "consustancial (homousion) al Padre". Y es que, en griego, "sustancia" o "esencia" se dice ousía; y homo- es "igual": en composición, ambos términos vienen a significar "una misma sustancia". Y a esto es a lo que se llama "homousion". Así: "El Padre y yo somos uno mismo" (Jn 10, 30). Es decir, que participa de la misma sustancia del Padre.

15. – Aunque este nombre no aparece en las Sagradas Escrituras escrito de manera expresa, es perfectamente defendible cuando se aplica a toda la Trinidad, porque existe un argumento irrebatible para su utilización; del mismo modo, en la Escritura nunca se lee que el Padre sea "Ingénito", y, sin embargo, no se duda de que así debe decirse y creerse.

16. – Homoiusion, "de semejante sustancia", porque cual es Dios, tal es su imagen. Invisible es Dios y por ello invisible es su imagen.

17. – Y es Principio, porque de él dimanan todas las cosas, y antes de El nada existió.

18. – Y también Fin, porque se dignó nacer y morir humildemente al final de los tiempos y presidir personalmente el juicio final; o porque cualquier cosa que realizamos a él la referimos; y cuando a él hayamos llegado, no tendremos un fin más allá que buscar.

19. – Es Boca de Dios, porque es su "Palabra". Así como, en lugar de hablar de "palabra" que pronuncia una lengua, a menudo nos referimos a tal o cual "lengua", así también, en lugar de "palabra de Dios", decimos"Boca de Dios", porque es normal que las palabras se formen en la boca.

20. Y lo llamamos Palabra (verbum), porque por él el Padre creó  y ordenó todas las cosas.

21. – Es Verdad, porque no engaña, sino que cumple sus promesas. Es vida, porque ha creado. Es Imagen, porque es exactamente igual al Padre.

22. – Es Figura porque, aun adoptando la forma de esclavo, demostró que poseía en su persona la imagen y la grandeza inmensa de su Padre, como se puso de manifiesto por la semejanza de sus obras y virtudes.

23. – Es la Mano de Dios, porque todo ha sido hecho por él. En este sentido, y teniendo en cuenta el resultado de su obra creadora, pues él formó todas las criaturas, se le llama también Mano derecha. Y Brazo, porque todo lo domina.

24. Poder, porque posee en sí toda la potestad del Padre, y gobierna, administra y rige todas las criaturas del cielo y de la tierra.

25. – Es Sabiduría, porque es él quien revela los misterios de la ciencia y los secretos de la sabiduría. Y aunque también el Padre y el Espíritu Santo son sabiduría y poder, luz y claridad, no obstante, es al Hijo a quien con más propiedad se aplican estos nombres.

26. Se le llama Esplendor, porque lo manifiesta. Luz, porque ilumina. Claridad, porque abre los ojos del corazón para contemplar la verdad. Sol, porque es radiante.

27. – Es Oriente porque es la fuente de la luz e iluminador de todas las cosas, y porque nos hace nacer para la vida eterna.

28. Es Fuente, por ser origen de todo, o porque sacia a los sedientos. Es también Alfa y Omega: Alfa, porque es una letra a la que ninguna otra precede, por ser la primera del alfabeto, como también lo es el Hijo de Dios; a los judíos que le interrogaban, les respondió que él era el principio. Por eso también, Juan, en su Apocalipsis, al hacer mención expresa de estas letras, dice: "Yo soy el alfa y la omega, el primero y el último" (Ap 22, 13). El primero, porque antes que él no hay nada. El último, porque preside el juicio final.

29. – Es el Mediador, porque está situado entre Dios y el hombre, para conducir al hombre a la presencia de Dios. Por eso los griegos lo llaman mesíten.

30. – Es el Paráclito, esto es, el abogado, porque intercede por nosotros ante el Padre, como dice Juan (1 Jn 2, 1): "Tenemos un abogado ante el Padre, y es Jesucristo, el Justo".

31. – La palabra "Paráclito" es griega, yen latín significa "abogado". Este nombre se aplica tanto al Hijo como al Espíritu Santo, de acuerdo con lo que dice el Señor en el Evangelio: "Rogaré al Padre, y él os enviará otro Paráclito" (Jn 14, 16).

32. – Se le denomina también Intercesor, porque se echó encima la carga de librarnos de nuestras culpas y puso su desvelo en dejarnos limpios de nuestros delitos.

33. – Es Esposo, porque descendió del cielo y se unió a la Iglesia, para que, gracias al Nuevo Testamento, fuesen dos en una sola carne.

34. Se le llama Ángel, por el mensaje que trae de la voluntad de su Padre y de la suya propia. De ahí que se lea en el Profeta (Is 9, 6): "Ángel del gran consejo", a pesar de que es Dios y Señor de los ángeles.

35. – Se le denomina el Enviado, porque el Verbo hecho carne apareció en estemundo. Por eso dice San Juan (16, 28): "Yo salí del Padre y vine a este mundo".

36. – Es Hombre, porque nació. Profeta, porque nos reveló el futuro. Sacerdote, porque se ofreció como hostia por nosotros. Pastor, porque es nuestro guardián. Maestro, porque enseña. Nazareno, por su patria de origen. Nazareo, por su bondad, porque siendo santo y puro, no cometió pecado.

37. – Del mismo modo, y para que se le conociera más fácilmente, tomó Cristo algunos nombres de cosas más sencillas.

38. – Así, se le llama Pan, porque es alimento. Vid, porque con su sangre fuimos redimidos. Flor, porque es escogido. Camino, porque por él marchamos al encuentro de Dios. Puerta, porque por él entramos a la presencia de Dios. Monte, porque es fuerte. Piedra, porque es la firmeza de los creyentes.

39. – Piedra angular, porque unió en un solo edificio, el de la Iglesia, dos paredes de diferentes construcciones, la de la circuncisión y la del prepucio; o tal vez porque en su persona logró la paz entre ángeles y hombres.

40. – Piedra de escándalo, porque, mostrándose humilde, con él tropezaron los hombres incrédulos convirtiéndose en piedra de escándalo, como dice el Apóstol (1 Cor 1, 23): "Fue motivo de escándalo para los judíos".

41. – Se le llama también Fundamento, porque la fe en él es la más sólida, o tal vez porque sobre él está fundada la Iglesia católica.

42. – Por su inocencia, Cristo es el Cordero; es Oveja, por su paciencia; Carnero, por la primacía que ostenta; Cabrito, por la semejanza entre su carne y el pecado;

43. – Ternero, porque se inmoló por nosotros; León, por su poder y fortaleza; Serpiente, por su muerte y su sabiduría; y también Gusano, porque resucitó;

44. – y Águila, porque después de su resurrección remontó su vuelo hasta los astros. Y no hay que admirarse de que se represente con nombres tan viles a aquel que supo descender hasta la mezquindad de nuestras pasiones y nuestra carne.

45. El, que siendo Hijo de Dios Padre y eterno con él antes de los siglos, cuando llegó el momento señalado, tomó por nuestra salvación forma de esclavo e, Hijo de Dios como era, se hizo también Hijo del hombre.

46. – Por eso, en las Sagradas Escrituras unas veces se habla de él refiriéndose a su aspecto divino, y otras, a su aspecto de esclavo. Veamos dos ejemplos, referidos cada uno a uno de estos aspectos. Teniendo en cuenta su carácter de Dios dijo de sí mismo (Jn 10, 30): "El Padre y yo somos una misma cosa". En cuanto a su apariencia de esclavo (Jn 14, 28): "El Padre es mayor que yo".

47. – Sin embargo, los hombres poco inteligentes interpretan en un sentido lo que está dicho en otro y se afanan por aplicar al aspecto divino lo que se dijo de su aspecto de siervo; y a la inversa, las palabras que se refieren a su persona, pretenden que son nombres de su naturaleza y de su sustancia, y caen con ello en un error de fe.

48. – De tal manera está unida al Hijo de Dios su naturaleza humana, que de sus dos sustancias resulta una sola persona. En consecuencia, sólo fue el hombre el que portó la cruz, pero, debido a la unidad de persona, se dice que fue también Dios su portador.

49. – De aquí lo que está escrito (1 Cor 2, 8): "Si lo hubiesen conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria". Confesamos, pues, que el Hijo de Dios fue crucificado, no en virtud de su divinidad, sino por la flaqueza de su humanidad; no del mantenimiento de su propia naturaleza, sino de la incorporación de la nuestra.

 

3.        Sobre el Espíritu Santo

1. – Se dice que el Espíritu Santo es Dios porque procede del Padre y del Hijo, y posee su misma sustancia, ya que del Padre no pudo proceder nada que no fuese el mismo Padre.

2. – Se le llama Espíritu, en cuanto que, al estar espirado, va referido a algo; y al espirar, está siendo inspirado por el espíritu; y de ahí que Espíritu sea su nombre. En cierto sentido se le dice Espíritu Santo, en cuanto que está referido al Padre y al Hijo, porque es Espíritu de ambos.

3. – Pues este nombre de Espíritu no va simplemente referido a una cosa, sino que toma su nombre en consonancia con una determinada naturaleza.

4. – Y así, en las Sagradas Escrituras se da el nombre de Espíritu a toda naturaleza incorpórea, por lo que esta denominación no sólo es privativa del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sino que es perfectamente aplicable a toda criatura racional, así como al alma.

5. – Ahora bien, el Espíritu de Dios es denominado "Santo", porque es la santidad del Padre y del Hijo. Dado que el Padre es espíritu y también es espíritu el Hijo; y que santo es el Padre y santo es igualmente el Hijo, es lógico que el Espíritu Santo reciba tal nombre siendo, como es, la santidad coesencial y consustancial de ambos.

6. – Sin embargo, no se dice que el Espíritu Santo sea "engendrado", con el fin de que no parezca que en la Trinidad hay dos Hijos. Del mismo modo no se le califica de "ingénito", para que no se crea que existen dos Padres en la Trinidad.

7. – En cambio, se dice "que procede", de acuerdo con el testimonio del Señor, que se expresa en estos términos: "Tengo aún muchas cosas que deciros, pero no podéis escucharlas ahora. Sin embargo, vendrá el Espíritu de la verdad, que procede del Padre y las ha oído de mí: El os indicará todas las cosas" (Jn 16, 12). Y no procede únicamente por su naturaleza, sino que está procediendo siempre y sin interrupción para llevar a cabo las obras de la Trinidad.

8. – La diferencia existente entre el "nacimiento" del Hijo y la "procedencia" del Espíritu Santo consiste en que el Hijo nace de una sola persona, mientras que el Espíritu Santo procede de dos. Por eso dice el Apóstol: "El que no posee el Espíritu de Cristo, no es de él" (Rom 8 ,9).

9. – Al Espíritu Santo, por su obra, se le da también el nombre de Ángel. De él se dice: "Y os anunciará lo que ha de suceder) (Jn 16, 13).Precisamente "ángel", término griego, se traduce en latín por "mensajero". De ahí que a Loth se le aparecieran dos ángeles, en los que se representa precisamente al Señor en cuanto que en ellos se ve al Hijo y al Espíritu Santo, pero no al Padre, por cuanto que en ningún lugar se lee que éste sea enviado.

10. – El Espíritu Santo recibe el nombre de Paráclito, por su consuelo: paráklesis se traduce en latín por "consuelo". Cristo lo envió a los apóstoles sumidos en la tristeza después que desapareció de su vista al ascender al cielo.

11. – Es enviado a los tristes como consuelo, de acuerdo con aquella promesa del Señor mismo: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados" (Mt 5, 4). También dijo: "Entonces llorarán los hijos del esposo, cuando el esposo les haya sido arrebatado"(Mt 9, 15).

12. – Asimismo se le llama Paráclito, porque proporciona consuelo a las almas que pierden el gozo temporal. Hay, empero, quienes traducen el término "paráclito", en latín, como "orador" o "abogado". En efecto: el Espíritu Santo habla; él es quien enseña; por él se concede la sabiduría; él inspiró las Sagradas Escrituras.

13. – Se le denomina también Espíritu Septiforme, debido a los dones que, particularmente los que son dignos de ellos, alcanzan la plenitud de su unidad. El es el Espíritu de la sabiduría y la inteligencia; el Espíritu del consejo y la fortaleza; el Espíritu de la ciencia y la piedad; el Espíritu del temor de Dios.

14. – En el salmo 50 se lee Espíritu principal; y debido a que en ese pasaje se repite tres veces la palabra Espíritu, hay quienes han pensado que se refiere a la Trinidad; porque también está escrito: "Dios es Espíritu" (Jn 4, 24). Ahora bien, dado que no es cuerpo, y, sin embargo, existe, la única posibilidad que hay es que sea espíritu. Algunos, como decimos, creen que allí se está haciendo referencia a la Trinidad: al Padre, en "Espíritu principal"; al Hijo en "Espíritu recto"; y al Espíritu Santo, en "Espíritu Santo".

15. – Al Espíritu Santo se le llama Don, porque es dado. Es de todos conocido que el Señor Jesucristo cuando, después de su resurrección de entre los muertos, subió a los cielos, les envió el Espíritu Santo, llenos del cual, los creyentes hablaban las lenguas de todas las naciones.

16. – Es "don de Dios", en cuanto se le considera como donado a quienes por medio de él aman a Dios. En cambio, considerado en sí mismo, es Dios; con relación a nosotros, es don; y eternamente el Espíritu Santo es un don que va distribuyendo a cada uno de nosotros, según quiere, los dones de la gracia.

17. – Y así concede el don de la profecía a quien quiere; y a quien quiere, perdona sus pecados, pues los pecados no se condonan sin el Espíritu Santo.

18. – Con toda justicia, el Espíritu Santo recibe el nombre de Caridad, pues está unido íntimamente a las dos personas de las que procede y muestra una unidad con ellas; y actúa en nosotros para que permanezcamos en Dios, y él en nosotros.

19. – De ahí que. entre los dones, ninguno resulta mayor que la caridad, como tampoco hay mayor don de Dios que el Espíritu Santo.

20. – Se le denomina también Gracia, porque se nos concede no por nuestros méritos, sino gratuitamente, por la voluntad divina; de ahí su nombre de "gracia". Del mismo modo que al Verbo único de Dios lo llamamos "sabiduría", a pesar de que tanto el Espíritu Santo como el propio Padre son también sabiduría, así el Espíritu Santo recibe de manera especial el nombre de "Caridad", a pesar de que también el Padre y el Hijo son caridad.

21. – En los libros evangélicos se declara expresamente que el Espíritu Santo es Dedo de Dios. Así, uno de los evangelistas dice: "Expulso los demonios en el Dedo de Dios" (Le 11, 20). Y otro dice así refiriéndose a lo mismo: "Expulso los demonios en el Espíritu de Dios" (Mt 12, 28).Con el "Dedo de Dios" fue escrita la Ley, entregada cincuenta días después de la muerte del cordero; a los cincuenta días de la pasión de nuestro Señor Jesucristo vino el Espíritu Santo.

22. – Se le llama "Dedo de Dios" para poner de manifiesto el poder de actuación que posee junto con el Padre y el Hijo. Por eso dice Pablo: "Todas estas cosas las realiza un único y mismo Espíritu, repartiendo entre cada uno lo que le parece" (1 Cor 12, 11). Del mismo modo que por el bautismo morimos y renacemos en Cristo, así somos marcados por el Espíritu, porque es"Dedo de Dios" y señal espiritual. Escrito está que el Espíritu Santo descendió en forma de paloma, para poner de relieve su naturaleza por medio de un ave que es todo simplicidad e inocencia. De ahí que dijera el  Señor: "Sed sencillos como palomas" (Mt 9, 16). Esta ave, en su cuerpo, carece de hiél y solamente tiene inocencia y amor.

23. – Al Espíritu Santo también se lo conoce con el nombre de Fuego, por contarse en los Hechos de los Apóstoles que apareció bajo formas de lenguas de fuego que se posaron sobre cada uno de ellos.

24. – Por ello se concedió a los apóstoles la gracia de diversas lenguas, para hacerlos idóneos para la predicación de los pueblos fieles.

25. – Se recuerda expresamente que se posó sobre cada uno de ellos, para que se comprenda que no se dividió entre muchos, sino que se mantuvo entero en cada uno de ellos, como suele suceder con el fuego.

26. – Pues es tal la naturaleza del fuego, que cuantos a él se aproximan, cuantos contemplan su "crin de purpúreo esplendor", a todos ellos alcanza la claridad de su luz, a todos ellos proporciona el beneficio de su favor, mientras que él continúa manteniendo plenamente su integridad.

27. – El Espíritu Santo recibe en el Evangelio el nombre de Agua, en palabras del Señor, que dice: "Si alguno tiene sed, que se acerque a mí y beba. El que en mí crea, ríos de agua viva fluirán de su vientre" (|n7,38). El evangelista expone a continuación el motivo de estas palabras, y añade: "Esto lo decía por el Espíritu que habrían de recibir quienes creyeran en él".

28. – Pero una cosa es el agua del sacramento y otra el agua que simboliza el Espíritu de Dios: el agua del sacramento es visible, en tanto que la del Espíritu es invisible. Aquélla lava el cuerpo y representa con ello lo que sucede en el alma; en cambio, por el Espíritu Santo, es el alma misma la que se limpia y vigoriza.

29. – El Espíritu Santo recibe también el nombre de Unción, según testimonia el apóstol Juan, porque del mismo modo que el óleo, por su peso natural sobrenada en todo líquido, así en el principio, el Espíritu Santo estaba por encima de las aguas. Así leemos que el Señor fue ungido con el óleo de la alegría, es decir, con el Espíritu Santo.

30. – El propio apóstol Juan llama "unción" al Espíritu Santo cuando dice: "Que permanezca en vosotros la unción que de él habéis recibido; no tenéis necesidad de que nadie os enseñe, ya que su unción os instruirá sobre todas las cosas" (1 Jn 2, 27). El Espíritu Santo es, pues, unción invisible.

 

4.        Sobre la Trinidad

1. – Se denomina Trinidad porque, de tres componentes, se hace un todo único; es como si dijéramos "triunidad"; lo mismo que la memoria, la inteligencia y la voluntad, en las que la mente humana tiene una imagen de lo que es la Trinidad divina; aunque son tres cosas, resultan una sola; cada una tiene entidad en sí misma, y al mismo tiempo todas ellas se hallan íntegras en las demás.

2. – En consecuencia, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son trinidad y unidad. Cada uno de ellos es uno solo, y al mismo tiempo es los tres. Es uno en naturaleza; en cambio, tres en personas. Uno por la copartición de la majestad; tres por la propiedad de las personas.

3. – Pues uno es el Padre, otro el Hijo y otro el Espíritu Santo; pero decimos "otro", y no "otra cosa", porque es igualmente simple, igualmente inmutable, bueno y coeterno.

4. – El único que no tiene su origen en otro es el Padre, y por eso es el único a quien se denomina "ingénito". El Hijo es el único que ha nacido del Padre, y por ello es a él solo a quien se llama "génito". Solamente el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, y de ahí que solamente a él se le denomine Espíritu de ambos.

5. – En relación con esta Trinidad, los nombres son simples apelativos unos, y propios otros. Los nombres propios son esenciales, como Dios, Señor Omnipotente, Inmutable, Inmortal; y se dice que son propios porque ponen de manifiesto la sustancia misma por la que son "uno".

6. – En cambio, son apelativos tales como Padre, Hijo y Espíritu Santo, Ingénito, Engendrado y Procedente. Estos nombres son "relativos", porque su empleo indica siempre relación con los demás. Cuando se dice "Dios",indicamos la esencia, ya que nos estamos refiriendo a él en sí mismo. En cambio, cuando decimos Padre, Hijo y Espíritu Santo, estamos hablando de forma relativa, porque estos nombres entrañan siempre una interrelación.

7. – En efecto, el nombre de Padre se emplea no con relación a sí mismo, sino en relación con el Hijo; es decir, porque tiene un Hijo; la misma relatividad aparece cuando se dice "Hijo", porque tiene Padre; y otro tanto del Espíritu Santo, por ser Espíritu del Padre y del Hijo.

8. – Con estas denominaciones se quiere poner de relieve la relación existente entre unas personas y otras, y no la sustancia misma por la que son una unidad. Por lo tanto, la Trinidad se da en los nombres que ponen en conexión unas personas con otras. En cambio, la divinidad no se triplica, sino que continúa siendo una sola; si se triplicase, desembocaríamos en una pluralidad de dioses.

9. – A veces se emplea en plural el nombre de "dioses" en relación con ángeles y con hombres santos, debido a que no son iguales a los demás en méritos.

10. – De ellos dice el salmo (81, 6): "Yo dije: sois dioses". En cambio, respecto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, y debido a que son una sola e idéntica divinidad, no aparece empleado el nombre de "dioses", sino de "Dios", de acuerdo con lo que dice el Apóstol: "Sólo tenemos un Dios" (1 Cor 8, 6). O, como se expresa la divina voz: "Escucha, Israel, el Señor tu Dios es un solo Dios"(Me 12, 29). Es decir, es una trinidad, pero el Señor es un solo Dios.

11. – Entre los griegos, la fe en la Trinidad se expresa de esta manera: hay una sola ousía —como si se dijera, una naturaleza, o una esencia—, y tres hypostáseis— que en latín viene a significar tres personas o tres sustancias.

12. – Ahora bien, la lengua latina, al referirse a Dios, emplea el término "esencia", en su sentido estricto; en cambio, "sustancia" no lo emplea de manera estricta, sino abusiva; pero entre los griegos "sustancia" tiene el valor de "persona", no de "naturaleza".

5.    Sobre los ángeles

1. – Los "ángeles" reciben este nombre en griego; en hebreo se dice malakot; y en latín se traduce por "mensajeros", porque transmiten a los pueblos la voluntad del Señor.

2. – El nombre de "ángeles" lo reciben de la función que desempeñan, no de su naturaleza: siempre son espíritus, pero, cuando son enviados a una misión, entonces se les llama ángeles.

3. – Precisamente la libertad de los pintores los representa con alas, para poner de manifiesto la rapidez en cumplir cuanto se les ordena, del mismo modo que en las fabulaciones de los poetas se dice que los vientos están dotados de alas, justamente por su velocidad. De ahí que diga la Sagrada Escritura (Sal 104, 3): "Aquél que camina sobre las alas de los vientos".

4. – Las Sagradas Escrituras nos testimonian, además, que son nueve las categorías de los ángeles, a saber: ángeles, arcángeles, tronos, dominaciones, virtudes, principados, potestades, querubines y serafines. Vamos a ir exponiendo las funciones de cada uno a medida que vayamos explicando el porqué de sus nombre.  

5. – Los ángeles reciben este nombre porque son enviados desde el cielo para anunciar mensajes a los hombres. Ángel es vocablo griego; en latín se dice "mensajero".

6. – También a la lengua griega pertenece el nombre de arcángeles, que se traduce como "mensajeros principales". Los que transmiten las noticias menores y de poca importancia, son los ángeles; los que comunican las transcendentales se conocen como arcángeles. Y se llaman arcángeles porque tienen la primacía entre los ángeles, ya que, en griego, archós es lo que en latín se traduce por"príncipe". Y, en efecto, son los jefes y príncipes bajo cuyas órdenes se señalan los deberes que debe cumplir cada uno de los ángeles.  

7. – Que los arcángeles ocupan un rango superior a los ángeles nos lo atestigua el profeta Zacarías cuando dice: "Y he aquí que el ángel que me hablaba iba a partir, y otro ángel salió a su encuentro y le dijo: “corre y dile al joven lo siguiente”: Jerusalén será habitada sin muros" (2, 3).

8. Si, en las funciones de los ángeles, los de rango superior no impartieran órdenes a los inferiores, en modo alguno se habría sabido por un ángel lo que el otro debía decirle al hombre.

9. – Algunos arcángeles son conocidos con nombres propios, para indicar por ese medio qué poder de actuación tienen.

10. – Así, el nombre hebreo Gabriel se traduce en nuestra lengua como "poderío de Dios". Por eso, cuando el poderío y la omnipotencia divina se ponen de manifiesto, es enviado Gabriel.

11. – Y así, cuando llegó el tiempo en que iba a nacer el Señor y a triunfar sobre el mundo, se presentó Gabriel ante María para anunciarle el que se dignó venir en humildad para derrotar a los poderes invisibles.

12. – Miguel significa "quién como Dios". Cuando acontece en el mundo algo de un poder portentoso, se envía a este arcángel. De su misma función le viene el nombre, ya que nadie mejor es capaz de poner de manifiesto lo que Dios puede hacer.

13. – Rafael significa "curación", o "medicina de Dios". Cuando es preciso sanar y curar, Dios envía a este arcángel. Y por eso es llamado "medicina de Dios".

14. – Así, este arcángel, enviado al encuentro de Tobías, le curó los ojos y, librándolo de la ceguera, le devolvió la vista. Por lo que su nombre significa, se conoce también la misión del ángel.

15. – Uriel se traduce como "fuego de Dios"; y así leemos que el fuego apareció en la zarza; y leemos igualmente que el fuego fue enviado desde lo alto y cumplió lo que se le había ordenado.

16. – Los tronos, dominaciones, principados, potestades y virtudes, con los que el Apóstol completa toda la sociedad celestial, expresan los rangos y las dignidades de los ángeles; y, de acuerdo con esa misma distribución de sus funciones, unos se llaman tronos, otros dominaciones, otros principados y otros potestades, de manera que a cada uno se le distingue según una determinada dignidad.

17. – Las Virtudes angélicas llevan a cabo determinadas empresas, por las cuales se producen en el mundo prodigios y milagros. Y por eso se las denomina virtudes.

18. – Las Potestades tienen sometidos a los poderes adversos, y de ahí su nombre de potestades, porque mantienen bajo su control a los espíritus malignos, para que no hagan al mundo tanto mal como desean.

19. – Los Principados son los que están al frente de las milicias angélicas. Y porque organizan a los ángeles que tienen a sus órdenes para cumplir las órdenes divinas, han recibido tal nombre. Y es que unos son los que mandan y otros los que obedecen, según nos dice Daniel (7,  10): "Miles de miles le servían, y diez mil veces cien mil le asistían".

20. – Las Dominaciones son las que están por encima de las virtudes y de los principados, y por "dominar" sobre todos los demás ejércitos angélicos reciben el nombre de dominaciones.

21. – Los tronos ­que en latín se dice "asientos"­ son también huestes angélicas. Y se llaman tronos porque ante ellos está sentado el Creador y al través de ellos se transmiten sus órdenes.

22. – Los Querubines son los que ostentan las más sublimes dignidades de los cielos y ministerios angélicos. Es una palabra hebrea que, en nuestra lengua, se traduce como "plétora de ciencia". Son las jerarquías más elevadas de los ángeles, que, por ocupar un puesto más cercano a la sabiduría divina, están más llenos de ella que los demás; por ello se les denomina querubines, esto es "llenos de ciencia".

23. – Están representados en aquellos dos animales de metal que se ven sobre el arca de la alianza, para poner de relieve la presencia de los ángeles, en medio de los cuales aparece Dios.

24. – Del mismo modo, Serafín es una multitud de ángeles, cuya traducción del hebreo al latín es "ardientes" o "incandescentes". Y se los denomina "ardientes" porque entre ellos y Dios no existen más ángeles; por lo que, al hallarse tan próximos a él, están sobremanera inflamados por la claridad que irradia la luz divina.

25. – Estos velan el rostro y los pies de quien se encuentra sentado en el trono de Dios; y por ello el resto de los ángeles no alcanza a ver por completo la esencia de Dios por taparla los serafines.

26. – Ahora bien, estos nombres de las milicias angélicas pertenecen a cada una de las categorías, pero son también, en parte, comunes a todas ellas. Así, aunque los tronos designan en especial una categoría de ángeles que sirven de sede a Dios, dice el Salmista: (79, 2): "Aquél que se asienta sobre los Querubines".

27. – Es decir, estas categorías de ángeles reciben unos nombres particulares, porque la función encomendada la desempeñan más plenamente en el estamento al que están asignados. Y aunque la misión sea común a todos, estos nombres vienen en realidad a asignar a cada uno su particular categoría.

28. – Como anteriormente se ha dicho, a cada uno de ellos se le ha fijado su propia misión, la que según sus méritos se les asignó en la creación del mundo. Que los ángeles se encuentran presidiendo lugares y hombres se pone de manifiesto en el profeta cuando hace decir a un ángel: "El príncipe del reino de los persas me opuso resistencia" (Dan 10, 13),

29. – lo cual evidencia que no hay lugar alguno que los ángeles no presidan. Están, asimismo, presentes en el patrocinio de todas las empresas.

30. – Esta es la jerarquía y gradación de los ángeles que, después de la caída de los malos, se mantuvieron en la pujanza celeste: después que cayeron los ángeles apóstatas, los que permanecieron fieles vieron afirmada la perpetuidad de su felicidad eterna. De aquí que se diga al comienzo de la creación del cielo (Gen 1, 6-8): "Hágase el firmamento, y el firmamento fue llamado cielo",

31. – poniendo de manifiesto con ello que, después del hundimiento de los ángeles malos, los que se mantuvieron leales y firmes en la perseverancia eterna, no dejándose arrastrar por flaqueza alguna ni cayendo en la soberbia, sino permaneciendo fielmente en el amor y la contemplación de Dios, no poseen otra recompensa más dulce que aquel por quien fueron creados.

32. – Los dos serafines a los que se hace referencia en Isaías (6, 2) representan figuradamente al Antiguo y al Nuevo Testamento; cubren el rostro y los pies de Dios, porque desconocemos lo que hubo antes de la creación del mundo y tampoco podemos conocer lo que ocurrirá después del fin del mundo, sino que sólo contemplamos lo que acontece entre estos dos extremos.

33. – Cada uno porta seis alas, porque solamente conocemos en esta vida lo que se realizó en los seis días de la creación del mundo; y uno a otro le repite tres veces la palabra "santo", lo cual pone de relieve la existencia, en un solo Dios, del misterio de la Trinidad.